jueves, 28 de octubre de 2010

Adivina adivinanza

Siguiendo las sugerencias y a tenor de las experiencias de Pedro Cerrillo, nos hemos puesto a crear adivinas o adivinanzas. Después de ver algunos ejemplos, especialmente los recogidos por Maximiano Trapero, nos propusimos definir objetos o partes del cuerpo poco frecuentes entre los creadores de estos breves textos:


1) Tengo colores en mi nombre,
sé mucho y no soy sabio;
si me escribes, te respondo
en cantidad y muy pronto;
si quieres información,
búscame en la red
y lo que quieras encontraré.

2) Verde por dentro y no es kiwi,
verde por fuera y no es-pera,
pues sale aunque no te guste
si le da la ventolera.

3) Tengo nombre de animal
y no asusto al personal,
me gusta mucho el queso,
si sale impreso.

4) Hablo contigo si me tocas,
cual si fuera un buen pregón.
Sueno y sueno y te reclamo
y me paro en un botón.
No tengo patas y me muevo,
te soluciono algún marrón,
pero a veces te molesto,
cuando sueno mogollón.

5) Lo pronuncia la boca más pequeña,
todos le huyen aunque no le tengan miedo,
cuando pasa es la alegría de la casa
y dura un amén o todo un credo.

6) Gelatinoso soy y no estoy en la nevera;
crezco, al contrario, en grandes cuevas;
gusto mucho a los niños
que me sacan y marean;
soy de un verde empegostado
y me dicen: "¡ay, qué salado!".

7) De porte italiano vengo;
largo y sabroso soy,
me acompañan bailando salsa
con mi primo el macarrón.

8) Voy contigo a todos lados;
nunca te dejaré.
Dime algunas palabras
que, si no, solita me sentiré.

9) Dos hermanitos, muy parecidos,
que cuando son viejos abren la boca.

10) Viajera efímera,
caprichosa de formas,
que giras sin rumbo
alrededor de un mundo
al que siembras de vida
cuando lo cubres de sombras.

11) Yo fui tu primer sonido
cuando comenzaste a hablar
y soy la primera letra 
que en el alfabeto está.

12) Contra mi voluntad voy dejando 
del color de mi sangre el rastro
que otros encuentran e interpretan
al llegar al final de lo andado.

13) Tengo nombre de estudiante,
pero no siempre a la escuela voy.
Puedo ver muchas cosas,
aunque en negro siempre estoy.

14) Si me chupas la cara
me lo paso genial.
Envuelto en colores,
desaparezco al final.
Si no lo adivinas,
despistado es que estás.

1) elgoog le
2) ocom le
3) rodanedro led nótar le
4) livóm le
5) odep le
6) ocom le
7) ittehgaps sol
8) arbmos al
9) sotapaz sol
10) ebun al
11) a al
12) ofargílob le
13) alipup al
14) olemarac el

miércoles, 27 de octubre de 2010

Catálogo (incompleto) de intertextos musico-literarios

Vayamos creando el catálogo

1) Poe, su poema "Anabel Lee". Versión de Radio Futura


2) Poe, su poema "Anabel Lee". Versión de Bumbury.


¿Alguien sabe quién es el autor de la traducción al castellano que todos cantamos? (me refiero al poema de Poe, por si se descuadra)

3) José de Espronceda, "La canción del pirata". Versión del grupo Tierra Santa.



4) Otra forma de representar la literatura es este video del grupo R.E.M., Losing my religion (Automatic for the people), cuyo concepto está basado en la historia breve Un señor muy viejo con unas alas enormes de Gabriel García Márquez, en la cual un ángel cae del cielo y la gente hace dinero al exhibirlo enjaulado.



5) El soneto XXV de Neruda, cantado por Pedro Guerra


6) Serrat, uno de los que más ha hecho por la difusión de nuestros poetas, tiene, entre otras muchas, esta famosísima versión de uno de los poemas de Antonio Machado (Proverbios y cantares):


7) Tendríamos que hacer una lista de todos los poetas que cantó Paco Ibáñez, que no puede faltar en este repertorio. Es interminable: el arcipreste de Hita, Góngora, Quevedo, Jorge Manrique, Neruda. Como muestra, añadamos aquí el poema de José Agustín Goytisolo "Palabras para Julia", que tantos otros cantaron luego (Mercedes Sosa, Antonio Ranky y Bebe, Los suaves...)


8) También en la voz de Paco Ibáñez, el poema XX de Neruda de "Veinte poemas y una canción desesperada" (hay versiones también de Alberto Cortez y de Serrat)

martes, 26 de octubre de 2010

Romance-homenaje a Enrique Cordero y sus "Coplas del dragón desdentado"

Una vez nos encontramos con este divertido libro de poemas de Enrique Cordero, gamberro y escatológico (el libro: ojo con dónde se ponen las aposiciones), y se nos ocurrió que se prestaba para un tratamiento teatral (Enrique Cordero, Coplas del dragón desdentado, ilustraciones Jack Mircala, Madrid, Hiperión, 2007). Pensando pensando, y siempre intentando evitar todo desdoblamiento inútil y antipedagógico de personajes (actores de segunda fila, obligados a pasar por el escenario en grupo, escondidos detrás de una cartulina), se nos ocurrió que, como posible amplificación para una obra que requerriría, a lo sumo, de 12 actores, además de las posibilidades de:

a) idear nuevas situaciones con personajes del bestiario fantástico;
b) idear una historia marco que diera sentido a la presentación de tan peculiar mundo (un texto preliminar, más un texto final, con la participación de todos los personajes),

podíamos aprovechar la circunstancia para asumir otro reto mayor: crear nuevos textos líricos con nuevos personajes. Como ya estamos hechos unos poetas, hicimos una cata, y al final nos salió este romance de creación colectiva en un santiamén, que creemos no desdice demasiado del sentido del conjunto de los poemas:


Romance casi incorrecto del gigante Carapapa

Sí, yo soy aquel gigante
al que insultan: “¡Carapapa!”,
el de la nariz peluda
goteante y desorbitada.
A los gnomos acojono
con mis grandes risotadas
si paseo por el bosque
con unas grandes zancadas.
¿Qué? ¿Que cómo es que los mato?
Pues yo los mato a patadas.
Si se atreven a chistarme,
me los zampo a dentelladas,
los paladeo y disfruto,
los paso por mi papada,
luego luego, al fin y al cabo,
después de tal empachada,
dejo allá un recuerdo de ellos:
el fruto de mis ca...

(Aquí interrumpen los actores: "¡Shhh...! ¡No lo digas, no lo digas!" El gigante, claro, los persigue)

Y un día lo cantamos

Así que un día decidimos cantar el romance. Somos una tropa afinada y aguerrida, así que escuchamos algunas versiones de romances cantados por Joaquín Díaz y escogimos el de "Delgadina". Y así procedimos.

Unos con voz templada
muy bien que lo entonaban;
otros, los cuitadillos
más bien lo berreaban.

El problema es que todas las versiones musicales tienen una pauta similar, y cada cierto número de versos (siempre par: en este caso, cada cuatro) son interrumpidos por la melodía. Así que algunas veces teníamos que repetir los dos últimos versos de cada fragmento.

Hemos pensado en hacer un catálogo de versiones musicales de textos literarios. Aquí va el primero:

jueves, 14 de octubre de 2010

Romance fundacional (catálogo de dimensiones homéricas)

Eran ellos veintipico
(y eran de lo que no había)
que de inglés y de francés
o de Musical venían.
Una tropa bien extraña
que describir yo no sabría,
mas por que de ellos se guarden
les diré qué parecían:

Uno, un loco de atar,
al que Jesús le decían,
natural de La Laguna,
ciudad la más viciosilla,
travieso, avieso y burlón,
verdadera pesadilla,
gran amante de los vinos
de las artes, de la risa.

Justo lo contrario era,
como de la noche al día,
esta chica sin maldad,
a la que Mari decían,
simpática, amable y buena
verdadera maravilla,
muy aficionada al canto,
el baile y la poesía.

Aquella, llamada Jessica,
que por Jesslo conocían,
si venía de Valencia,
en Canarias pararía:
cantarina y saltimbanqui,
hacía fotografía.

En Salamanca nació,
de la construcción salía,
que con la crisis del bloque
decidió cambiar de vida.
Chuches, tiritas y bolis
en los sus bolsos tenía.
Era una mamá chiflada
Anne Marie, la Ana María.
Siempre quiso ser maestra...
¿No hay nadie que se lo impida?

Chicharro de vieja cepa,
mas de Tagoro, acudía,
toda la vida soñando
conseguir la maestría,
marido de esta chiflada,
que también francés haría
y amaba la buena mesa,
don Alejandro sería.

A esa tropa bien extraña
don David pertenecía.
Era un muchacho muy serio
si la ocasión lo exigía;
le molaba la jarana,
y de arte mucho sabía;
enamorado de Australia,
allí residir querría.

De la isla de Tanausú,
al fondo de la cocina,
una pizca de sarcasmo,
algo de melancolía,
timidez a borbotones,
inocencia siempre esquiva;
el pelo de su cabeza
yace en su cama, sin vida;
nunca se le vio nervioso,
nadie lo encontró con prisas;
despistado, calladito,
por David él respondía,
bañaba su corazón
en mistela y malvasía.

Del Puerto La Cruz llegó
a una laguna muy fría
una sencilla muchacha
que de altura carecía,
y Mila se hizo llamar
por ahorrar unas grafías.
Muchos libros devoró,
pues cursó filología
mas engordarse no pudo
por su flaca anatomía.
En Magisterio cayó
a una tropa construida
con el único objetivo
de enmendar la poesía. 

Venía de Santa Cruz
la soñadora de Elisa,
nostálgica de un futuro
carente de garantía.
Mas no desfallece, no:
persigue con valentía
un sueño del corazón:
seguir creyendo ser niña.

Apareció un individuo,
con el habla salmantina,
que David él se llamaba
y Crego lo llamarían.
Aquí trece años llevaba,
y alguno le quedaría,
pero tan extraño acento
jamás se le escaparía.
Es jocoso y despistado,
pero con gran alegría;
como enseñar le agradaba,
él maestro ser querría.

De Santa Cruz (pura cepa),
en el Carnaval nacía:
así le gusta la fiesta
a esta rubia enloquecida.
Como la princesa, Diana
es viajera empedernida,
pero cansada de aviones
aterrizó en la maestría.

Otra, que es guiri de cara,
mas majorera sería,
es de sangre colombiana,
a quien Sara llamarían.
En su isla va pensando,
sus playas añoraría.
Ella vive en La Laguna
y maestra ser querría.

A otra la llamaban Gemma,
de Lanzarote venía,
sabiendo que en Tenerife
su futuro labraría.
Era amante de la infancia,
los idiomas, la alegría,
y regalaba secretos
a quienes los merecían.

Ana soñó con ser música,
mas solo un sueño sería.
Por eso se fue a la France,
y francés aprendería.
De corazón, canariona,
mas viene de Andalucía,
Chicharrera de adopción,
¡Menudo lío tenía!
Muy tímida ante el público,
nunca hablaba, si podía;
todo lo pensaba mucho,
tanto que te marearía.

Pero entre estos personajes,
otra chica aparecía:
Raquel, para los amigos,
siempre con mucha alegría.
Esta niña tan sonriente
y con tanta fantasía,
con pasión por el teatro,
la música y la comida,
todo el día va bailando
y riéndole a la vida.

Otra más era una que
un nombre guanche tenía,
que de reír no paraba
y Nirita le pondrían.
De corazones de fruta,
parrandas y melodías
que por Tejina florecen,
orgullosa la verías.
Amaba la educación,
es decir, pedagogía,
pero de nuevo en las aulas
ella en francés parlaría.

Vino desde Lanzarote;
nada de ella se sabía:
a esta chica tan fiestera,
que tímida parecía,
por Famara la conocen
mas... ¿la reconocerían?


Con un balón en los pies,
una niña poetisa
juega despreocupada,
sin pausa pero sin prisa.
Natural del Realejo,
una tierra cuesta arriba,
Ruth, eterna luchadora,
nunca pierde la sonrisa.
Tras caer y levantarse,
sin dolor y sin heridas,
ahora busca su futuro,
un sueño, su fantasía.


Había un ser peculiar
que de muy lejos venía.
Ella dijo: "de Madrid",
mas venía de Galicia:
Era llamada Verónica.
Insensata y atrevida,
si no parecía pájaro,
de volar algo sabía.

Con cerca de veinte años
en La Laguna vivía.
Ilusión de ser maestra
en su cabeza tenía.
Por Natalia la conocen:
gran altura presumía;
al principio reservada,
diole Dios gran alegría.

Y otra, nacida en abril,
que buen humor tenía,
es esta chica tan rubia,
que Elena se llamaría,
y ser singular maestra 
desde pequeña quería.
Pasado pasado el tiempo 
su sueño conseguiría.
Muy aficionada al piano,
ella pasaba sus días 
con alegría y paciencia
nacían sus melodias.

Y otra Lara se llamaba,
que de Santa Cruz venía.
Igual era que una flor,
ya que siempre sonreía.
Ella el ballet practicaba,
y con dulzura lo hacía.
A esa tropa tan extraña,
(musical) pertenecía. 

La niña inquieta y sarpeta,
la que Elena llamarían,
pequeña y de gran valor,
nunca a amigos fallaría:
habla mucho el inglés,
ama música y poesía,
cuando se acuesta con hambre,
corazones comería.
Aunque quería viajar
en Vistabella vivía.